jueves, 25 de julio de 2019

Seyens: Stern| Capítulo 16 (Actualizado el 07 del 08 del 2019)

Ediciones: más añadiduras, sobre todo con respecto a la curiosidad de Víctor y el tema de Siméon y su hermano. También mejoré ligeramente las habilidades de Víctor, pero no demasiado ya que no me interesa convertirlo en un perfecto guerrero. En general, Víctor es un tema más complejo que Anne, por su raíces no humanas. Tengo que calcular bien qué meter y cuando para no saturar, ni marcar demasiadas diferencias con los capítulos anteriores así que iré cambiando cosas según la marcha. ;-)

16
—No sabes cuanto te echo de menos, padre —murmuraba Víctor, agachado delante de una tumba de piedra en el cementerio de Stern.

Su padre, a pesar de ser Seyen y viajante, era oriundo de Stern y deseaba ser enterrado allí a su muerte. Era plena noche, el final del día, y una luna grande pero decreciente brillaba en el cielo, expandiendo un ligero brillo dorado por la piel de Víctor. El cual no se desvaneció hasta que se puso la capa negra, que llevaba encima, nada más sentir algo no muy lejos de donde estaba. Había alguien cerca.

Al salir del cementerio escuchó unas voces familiares que provenían de detrás de la iglesia que estaba solo a unos pasos de este. Intrigado por ellas, Víctor se acercó lo suficiente al edificio para escuchar, pero no para ver quiénes hablaban.

—¿No hablarás en serio, verdad? —La voz era de Simeón, estaba detrás de la iglesia, pero no estaba solo. Había más gente con él, a su alrededor. Era como una ligera presencia oculta y vigilante, fuerte y ardiente que todavía no veía, pero sí percibía. Licántropos.

—Completamente en serio, hermano, hay una razón por la que me transformaron. Estamos en el lado adecuado —El interés de Víctor creció nada más escuchar aquella voz tan carismática como conocida. Se trataba de Semil, el hermano mayor de Simeón, pero, ¿no estaba en Berlín? ¿Y de qué lado estaba hablando?

—¿De verdad esperas que me crea esa historia? Estás loco.

—Me has visto, ¿verdad? No hay tiempo…—Semil se calló de repente, quedándose quieto y observó a los lados, desconfiado. Seguidamente empezó a oler y declaró:

—No estamos solos —Entonces Víctor escuchó el golpeteo acelerado de los pies de ambos jóvenes, indicando que huían de visitantes inesperados. Aquella actitud tan misteriosa le provocó una inmensa curiosidad, su peor defecto y la razón por la cual se aprestó a seguirlos. Buscaban alejarse de la iglesia pero, y a pesar de haber notado él más energías, Víctor vio que no había nadie más. Qué extraño…

Sintió deseos de llamar a Simeón para prevenirlo, e iba a hacerlo, a pesar de que este corría con su hermano en total complicidad. Aunque Semil no le dejaba mirar hacia atrás. Sin embargo, antes de alcanzar a Simeón y advertirlo, Víctor sintió una energía acercándose, era cálida y transmitía furia, un licántropo.

Seguidamente un lobo grande y castaño apareció ante él. Sus sentidos lo pusieron sobre alerta, haciéndole olvidar su atención sobre la persecución que hacía, y su mano fue derecha a la funda de la espada.

—Apura, él lo entretendrá —le ordenó Semil a su hermano.

—Pero ¿qué?, ¿quién? —le interrogaba Simeón, muy confuso.

—Las explicaciones te las daré luego ¡Vamos! —Empezaron a correr más rápido. Víctor no comprendía nada, hasta que recordó que Candel no solo lo había observado a él aquella tarde; también a Simeón. Pero, ¿qué quería decir todo esto?, ¿acaso su amigo le estaba ocultando algo?


El lobo se lanzó hacia Víctor, haciéndolo retroceder a la vez que evitaba el golpe, con una rapidez increíble. Ahora que lo recordaba su padre también era rápido. El licántropo gruñó y dio unos pasos, fulminándolo con sus ojos oscuros, e intentó lanzarse otra vez hacia él. Pero Víctor lo evitó de un salto y al aterrizar la capucha se le cayó hacia atrás, revelando su rostro, lo cual provocó un atisbo de reconocimiento en su enemigo. Víctor sacó su arma y se la incrustó en el dedo, listo para la acción.

El licántropo intentó atacar con la garra, pero él logró agacharse, evitando el golpe horizontal a tiempo. Y, en cuanto pudo, asestó un golpe vertical de abajo a arriba, que hizo que el licántropo se tambaleara hacia atrás, retrocediendo. Víctor se fijó en que se estaban alejando de la iglesia y no acercándose. Así que esa era la intención de su contrincante, además de matarlo, que no se enterara de la charla de Simeón. Pero, ¿de qué habían estado hablando y por qué había sentido que el hermano de Simeón era licántropo? El lobo gruñó y se lanzó hacia él de un salto, Víctor lo esquivó de nuevo, yendo hacia la izquierda. Ahora no era momento de pensar en eso, estaba en plena batalla.

Según la batalla seguía su curso se fueron alejando del cementerio. El licántropo era fuerte y fiero, pero Víctor era especialmente veloz. Tanto que no importaba que hiciera su enemigo, nunca lo alcanzaba. Era como si jugaran al gato y al ratón y esto ponía de los nervios al lobo, se notaba, aunque Víctor se estaba divirtiendo.

Entonces el licántropo lo atacó tan lleno de furia, después de varios intentos fallidos, que no se dio cuenta de que estaba demasiado cerca de él. Tanto que en el momento en que Víctor vio una oportunidad no vaciló en atravesar con su espada el lugar donde sabía que aquellos lobos tenían el corazón. Poco después, sus ojos analizaron el hombre en que se estaba convirtiendo la bestia al morir. Pero no lo reconoció, ni tenía porqué hacerlo. No lo había visto nunca, pero el lobo lo había mirado como si le sonara de algo…

Era algo extraño, a menos que fuera uno de los que había atacado a su padre. Pero en ese caso era demasiado débil. Además, Víctor juraría que su padre había matado a más de la mitad de la manada durante ese ataque.


Mientras limpiaba su espada con un paño, pensativo, Víctor observó a su alrededor, remarcando que estaba bastante lejos del cementerio. Al final el lobo había conseguido uno de sus propósitos antes de morir.

Víctor se preguntó qué estaban intentando ocultar a los transeúntes. Seguramente algo que tuviera que ver con que el hermano de Simeón era un licántropo. Pero aun así tantas precauciones no parecían habituales ¿O sí?

—¿Que me escondes Simeón? —preguntó Víctor en un susurró al aire, mientras guardaba su espada. Decidió irse antes de que otros licántropos buscaran su pista, pues sospechaba que el hermano de Simeón tenía que ver con ese ataque y allí había sentido más licántropos que uno.

Mientras se iba no pudo evitar la sensación de que la situación era más complicada de lo que aparentaba y aún en su mente se formaba una pregunta ¿Qué tenía que ver Simeón con todo esto? Él era humano…

1 comentario:

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