lunes, 29 de julio de 2019

Seyens: Stern| Capítulo 29 (Actualizado el 07 del 08 del 2019)

Recientemente tuve ganas, al fin xD, de preparar un Capítulo y aquí está. Le he cambiado el final de la conversación con Esteban porque no me convencía jugar a los triángulos amorosos tan de temprano en la saga. Espero que os guste y nos vemos en el siguiente. :D


29

Por su parte Anne, se había levantado con mejor ánimo. No era que no se preocupara por los licántropos, pero por ahora había sobrevivido y eso era lo único que importaba. 

Inconscientemente se llevó la mano a su colgante recordando la batalla, no cabía duda de que había sido duro y además si no fuera por aquel chico, Víctor, algo malo le habría pasado a ella.

Pero su pregunta la había cogido de improviso y no había sabido si responderle o no. Fue entonces cuando, después de que ella rehuyera la cuestión, Víctor sonrió reparando en, ¿su colgante? Sí, ahora se daba cuenta, había sido justo después de verlo cuando él sonrió. Era como si al verlo ya encontrara la clave del asunto. Eso significaba que él era muy intuitivo y listo y aquello podría serle de ayuda más adelante. 

Por eso muy en el fondo deseó que se volvieran a encontrar, para pedirle lo que, por el cansancio general, no se había planteado en aquel momento. Que se uniera a ella y juntos cooperaran para salvar la ciudad. Pues confiaba en que juntos nadie podría detenerlos.

Animada tras ese alentador futuro, Anne se preparó y salió al campo a trabajar.

Eso mismo que se hallaba haciendo Corina en aquel instante. Trabajando con movimientos mecánicos, y procurando concentrarse en el sonido de la pequeña guadaña cortando. Para así impedir su mente de divagar en los fracasos de ella y los otros licántropos, tanto con Anne, como con aquel seyen que la manada había intentado eliminar anoche. 

Habitualmente esa técnica funcionaba, pero ahora su mente era un remolino de emociones sin control, sobre todo desde que Chase se había rebelado, echándolo todo a perder. Y todo por un simple humano y, lo que era peor, una Seyen.  
                                       
La imagen de Anne y aquel muchacho humano ante sus ojos hizo que la ira la inundara. Como la odiaba. 

Su cuerpo comenzó a temblar ante tal sentimiento, deseaba atacarla, despedazarla y destruirla hasta que ya no quedara nada de ella, no solo por ella sino por su señora, Ulrika. Quién la satisfaría enseguida, dándole, beneficios, reconocimiento y, por último, soltando a Chase. Porque aquello era la verdad, Chase estaba siendo encerrado y retenido. Todo había ocurrido aquella noche, después de Anne huyera:


Corina se hallaba observando rabiosa a esa seyen huir, cuando oyó los sonidos de pasos de lobos y su olor tan familiar y destacado se mezcló en el ambiente, mientras llegaba. Todos los licántropos se giraron, algunos respetuosos, otros temerosos. Chase no sabía donde meterse y quiso huir, pero ella se lo impidió.

Las pocas leyendas existentes sobre licántropos afirmaban que resultaba imposible desobedecer al alfa de la manada. Eso no es del todo cierto, si bien sientes una necesidad fuerte y única de obedecer y pertenecer a su lado esa no es más que la que propicia el trato de cualquier líder eficaz y se puede ignorar. En realidad, el lazo de obediencia viene de otro lado, la conversión. Una vez que un licántropo te muerde siendo humano estás destinado a convertirte en licántropo tarde o temprano. Y el lobo que te ha convertido se convierte en tu creador. Cuya responsabilidad es introducirte en el mundo de los licántropos, enseñándote a cooperar, controlarte y sobrevivir, convirtiéndote ocasionalmente en un depredador despiadado, incluso. 

Todo aquello contribuye a crear un lazo entre los dos, como si fuera tu segundo progenitor, otro padre o madre. Con la diferencia de que a tu padre biológico podías desobedecerle y a tu creador no. Eso era la verdad, cuando eres licántropo tu creador está dotado de una voz de mando que puede utilizar para someterte a su voluntad. Siendo creadora de Chase ella poseía esa voz de mando y aunque no le gustara, en esa ocasión sí que la usó para retenerlo, mientras llegaba Ulrika. Era su deber.

Al verla llegar, todos los licántropos se postraron, Chase el último. Lo hizo con pasos elegantes, acompañada de un lobo de pelaje castaño claro, muy claro: Semil, el segundo al mando. Al que Corina no pudo evitar suplicar que no dejara que mataran a Chase. Y este accedió, pero ahora mismo ella ya no sabía si aquello había sido bueno, o si con lo que le estaban haciendo a Chase no era mejor que estuviese muerto.

Apartando las imágenes de su mente, Corina cerró los ojos unos instantes y consiguió dominar el temblor de su cuerpo. Por más tensa que estuviera, no era conveniente que se descontrolara ahora. Había demasiada gente cerca y aquello no era bueno. Luego de calmarse dio breve rodeo con la mirada que le permitió ver que aquella desgraciada de Anne la observaba, entrecerró los ojos y la fulminó con la mirada.


Anne apartó la vista un instante, casi podría jurar que aquella era la misma chica-loba, que se había lanzado contra ella la noche en que salvó a Esteban. La creadora de Chase, Corina. No supo en que momento su mente estableció la relación lógica, pero había algo de lo que estaba segura. Esa muchacha poseía los mismos ojos oscuros y un color de cabello idéntico al de su pelaje, negro, apagado y liso. Solo que el pelo de Corina era realmente corto comparado con el pelaje de un lobo. Pero aun así idéntico y creíble y además estaba aquella mirada… No sabía por qué parecía contener tanto odio hacia ella. Pero aquellos sentimientos no eran normales en alguien que no la conociera, que no la hubiera visto huir...

Dominada por un coraje, valentía y determinación casi natos, se dirigió hacia ella. No sabía si aquello era lo más apropiado, pero por alguna razón le urgía saber de Chase. Averiguar donde estaba, qué le había pasado y si estaba bien. Con aquello se conformaría al menos para estar tranquila durante un buen tiempo. Hasta que lo encontrara...

Su corazón dio un vuelco inesperado ante la perspectiva de otro encuentro con él, realmente deseaba que estuviera vivo y sano y que se volvieran a ver. Aunque sabía que aquello último podría no llegar a producirse. Si sus temores se confirmaban…

Cuando Corina pudo ver que la seyen se acercaba no pudo evitar soltar un bufido hastiado, seguramente venía a preguntarle por Chase, era de lo único que le preguntaban últimamente. Respiró hondo varias veces, procurando apartar sus sentimientos a un lado para que estés no la hicieran flaquear y revelar la verdad. No podía hacerlo, podrían hacerle daño, y se dirigió a ella lo más normalmente posible.

—Buenos días, Anne.

Por un instante, Anne se quedó traspuesta ante el ánimo conciliador, pero no tardó mucho en comprenderlo. Un enfrentamiento entre ellas no estaría bien visto en aquellos instantes.

—No necesitas fingir que no sé nada, Corina. Apenas nos están prestando atención —le contestó.

—Cierto —Corina sonrió de un modo que no le gustó nada e hizo que apretara con sus dedos su guadaña, tensa. —¿Qué quieres Anne? —Añadió, encarándose con ella.

—Saber la verdad, ¿qué le han hecho a Chase? —Contestó Anne, sin inmutarse ante sus miradas. Sabía que ahora mismo no le haría nada.

—No es asunto tuyo, nunca debiste entrometerte. —El tono frío y agresivo tras sus palabras hizo que Anne se estremeciera, seguía sin comprender por qué la odiaba de esa manera ¿Qué le había hecho ella?

—Pero lo hice, cuando él me pidió ayuda. —Corina compuso una cara de incredulidad, ¿Chase, pidiéndole ayuda a un Seyen? Realmente tenía que hablar con él, aquello no estaba nada bien. —Corina escúchame. —Anne hizo otro esfuerzo por conseguir algo —No sé quién manda entre vosotros, pero no tienes que tener miedo. Confía en mí, puedo ayudarte. —Ante eso Corina saltó, enfadada.

—¿Ayudarme, tú?, ¿después de lo que has hecho? —Ironizó.

—¿Lo que he hecho? —preguntó Anne, confundida.

—¿Y aún lo preguntas? Antes de que entraras en su vida Chase era un chiquillo obediente. Tenía un orden de prioridades más acorde con lo que es y siempre será. Un licántropo, alguien que tu raza pronto deberá de destruir, en vez de proteger. Antes de que aquel humano acabara en el lugar y momento equivocado, volviéndolo todo del revés yo, Chase, y la manada nos divertíamos, guiados por nuestros instintos y en total libertad. Y lo peor es que si él me lo hubiera pedido habría convertido a Esteban y asunto zanjado. Pero nooo, tenías que aparecer tú para hacerlo rebelarse y encararse contra nosotros. La manada a la que pertenece, mi familia y la suya. Eso es lo que has hecho Anne, destrozar una familia y lo sigues haciendo con cada miembro de la manada que decapitas. Así que lo siento, pero no deseo tu ayuda, de hecho preferiría más bien tu permiso para matarte —Finalizó Corina su explicación, temblando de odio e ira, un odio que hizo que Anne se estremeciera inconscientemente al igual que sus palabras todas llenas de furia única hacia ella, tanta que apenas era capaz de controlarse o no deseaba hacerlo.

Los instintos de Anne reaccionaron enseguida, repartiendo la energía Seyen en todo su interior, y haciéndola preparar la guadaña para si fuese necesario, pero justo en aquel momento alguien les interrumpió.

—¡¿Qué pasa aquí?! —la voz de Esteban se abrió paso e hizo que las dos jóvenes, licántropo y Seyen, se cerciorasen de donde se hallaban, y ante quiénes…


Corina miró alrededor y apretando sus puños se concentró en calmar sus temblores todo lo que pudo. No estaba segura de lo que le había pasado realmente, simplemente no había sabido controlar sus emociones. Compuso una máscara firme y fría antes de dirigirse a Anne, mientras Esteban, que acababa de llegar, lo observaba todo. En especial a Corina, cerciorándose poco a poco de lo mismo que Anne al verla. Aquella loba…

—Nada Esteban, no pasa nada. Me voy. —Sus palabras firmes y cortantes le dieron lo que Anne necesitaba para apartarse y dejarla irse. Ya no iba a pasar nada, se había tranquilizado o al menos así lo aparentaba.

—Y por cierto Anne, agradécele a tu novio la interrupción, no sé que habría pasado de haber seguido adelante —susurró Corina, y antes de irse le dio un breve y hostil empujón a Anne.

—No es mi novio —corrigió Anne, segura de sí misma. Por unos instantes Esteban se sintió dolido, pero no dijo nada, era la verdad. Preocupado, se giró hacia Anne y dijo.

—¿Estás bien?, ¿qué ha pasado? —Anne asintió y lo miró, cerciorándose de que había visto lo mismo que ella en Corina. Que se trataba de aquella loba que la había atacado cuando lo salvó.

—Es ella, la loba que me atacó y la creadora de Chase. Solo me acerqué para ver si averiguaba algo sobre él, lo último que esperaba es que ella me odiara de tal manera —Anne se estremeció.

—Lo siento, ¿sabes algo? —dijo él.

—No te preocupes siendo seyen es lógico que me odien, tendré que acostumbrarme a ello. Y no, nada. Pero algo le han hecho o están haciendo… Sino no estaría tan enfadada —contestó ella.

—Ya veo… Sobre lo que dijo antes ella de novio yo…—Esteban empezó a vacilar, nervioso.

—No hagas caso Esteban. Son tonterías —lo cortó Anne, poniéndose también algo nerviosa.

—No del todo, me gustaría serlo Anne —dijo Esteban. Anne lo miró sorprendida de su atrevimiento.

—¿Qué?, ¿por qué?

—Lo sabes muy bien—le contestó Esteban y la besó.


Anne estaba alucinada, entendía que Esteban la amaba, era algo que había notado en él desde el inicio. Pero nunca pensó que actuara así. No sabía cómo reaccionar, Esteban no le disgustaba pero, ¿amarlo ella? Lo dudaba y tampoco era correcto ilusionarlo. Eso sin contar a Chase, que la atraía de una forma inexplicable. Una forma que seguramente estaría prohibida. Y sin embargo… Repentinamente se separó. 

—No —susurró. Esteban la observó confuso.

—Perdona, no debí. Es solo que…—Intentó articular, pero ella enseguida le interrumpió.

—No me interesa por qué lo hiciste. Puedo hacerme una idea. Pero yo… —Inspiró hondo y lo miró a los ojos. Las palabras de Chase sobre el asunto todavía brillaban en su mente. No debería preocuparse por eso, por sus sentimientos hacia él. Pero, ¿acaso era razón para mentir a su mejor amigo? —No siento lo mismo.

No, no lo era. Esteban por un momento lucía chocado y desilusionado, más asintió. Retrocedió, pero ella lo retuvo, con la súplica en su mirada.

—¿Podríamos ser amigos al menos? Sé que te estoy haciendo daño, pero no quisiera que me odiaras. —El chico negó con la cabeza.

—No es tu culpa —dijo resignado. —Y nunca podría odiarte. —Fue sincero y se soltó suavemente de ella. —Debo irme. Mi padre y yo quedamos dentro de unos minutos para ver si hay posibilidad de que me reincorpore al trabajo, o consiga otro puesto en la fábrica… En otro momento, si quieres, podemos… —Dudó un poco, pero finalmente culminó su frase. —Hablarlo. —Anne asintió, observándolo partir. No estaba segura de haber hecho lo correcto y, sin embargo, tampoco es que uno pudiera fingir el amor. O sentías o no. 

Estaba tan distraída que no advirtió que unos ojos desconocidos la habían estado estudiando en ese preciso momento.

1 comentario:

  1. Pobre Esteban :( Pero Anne ha hecho bien, es mejor dejar las cosas calaras desde el principio! La tensión es palpable entre Corina y Anne u.U Tengo curiosidad por esos ojos del final :P Espero ya el siguiente muy pronto!

    ResponderEliminar

Lee el último capítulo publicado :)

Informes sobre Stern, Recuerdos de Stern, Diario de Evelin y más.

¡Hola, hola! Si alguien, en algún momento, se pasa por el último relato publicado se dará cuenta de que las notas iniciales cambiaron y ya n...

Publicaciones y relatos más leídos