lunes, 29 de julio de 2019

Seyens: Stern| Capítulo 32 y noticias, al fin :D. (Actualizado el 07 del 08 del 2019)

¡Regresé!  No estoy segura de qué me ocurrió, pasé por mucho últimamente, tanto bueno como malo. Sobre todo con el fin de mi carrera y el trabajo de fin de grado, que por fin tengo entregado y presentado. Aquello hizo que todas mis publicaciones se estancaran o incluso paralizaran, con la excepción de los dos fanfics de Annie, (que actualiba mensualmente por estar estos acabados desde hace un tiempo). Sin embargo ahora que aprobé el trabajo con un notable me puse a darle vueltas a mis historias, ansiaba retomarlas aunque no estuviera segura de cómo continuar algunas.

Por ello me dediqué a revisar los Capítulos y relatos que tenía preparados de Stern, tanto de antes como después, hasta que logré hacerme una idea de donde me había quedado. Lo que tocaba... Debo ser sincera, que al fin publique no significa que vaya a hacerlo de forma continua. No puedo publicar un capitulo nuevo cada semana, no dado que todavía incorporo cambios a la historia, respecto a no sólo Anne y Víctor, sino también Candel, Siméon o Samuel (según siga escribiendo comprenderéis porque lo cito ahora). Intento reforzar algunos personajes o eludir otros según me vienen las ideas, y a partir de ello escribo y creo buscando un progreso lógico en la historia. Algunas cosas son muy sencillas de desarrollar por tenerlas ya previstas, como por ejemplo el devenir de Siméon siendo licántropo. Otras, en cambio, son nuevas, o necesitan ser explicadas y pulidas como las habilidades que presentaron Víctor o Candel en el pasado. Y no están en una misma frase por nada ;-) Disfruten del Capítulo. :D


32




—¡Anne ! —Víctor aterrizó, de pie, lo más cerca posible de ella, y sus alas desaparecieron al posarse. Había llegado justo a tiempo. —¿Te encuentras bien?

—Sí, sí —contestó Anne, recuperándose del susto mientras sentía que Víctor la revisaba con la mirada. Ya era la segunda vez que la salvaban de una muerte segura. Esto se estaba tornando preocupante. —Gracias.

—De nada. —Víctor se permitió sonreír levemente, al comprobar que, a pesar de la debilidad que notaba en la energía de la joven enfrente suyo, esta no poseía heridas graves. —Ahora sí que estamos a la par —aseguró, estaba completamente ajeno a que a sus espaldas el demonio acababa de levantarse y se aprestaba a atacarle.

—Tienes razón —contestó Anne, casi riendo, cuando vio que el demonio se lanzaba sobre Víctor y gritó:

—¡Cuidado! —Víctor enseguida reaccionó, apartándose de un salto, y el demonio lo observó con ira, no solo por el hecho de que se hubiera interpuesto entre él y la joven a la que le habían mandado atacar, sino otra cosa. Algo que Víctor percibió nada más adentrarse en su mente, como parte de su preparación para la batalla, su intervención no estaba prevista, le había cogido de improviso porque él, Stefan, creía que los seyens todavía no se habían encontrado. Eso significaba que los demonios desconocían su primer encuentro y ese ataque a Anne había sido planeado para matarla y así impedirlo.

Sin embargo, antes de que Víctor vislumbrara más datos, el demonio volvió a lanzarse hacia él y comenzó el combate.

Desde donde estaba Anne observaba el enfrentamiento, asombrada. No cabía duda de que Víctor era algo más hábil que ella, no sabía cuánto, pero tanto su rapidez como la de su enemigo le sorprendían. Se trataba de una lucha muy igualada ya que mientras Víctor evitaba todos los ataques del demonio, éste bloqueaba, con muy buena efectividad, los del Seyen. No parecía tener solución por ninguno de los dos frentes.

Siguió observando a los contrincantes enfrascados en su batalla, había algo que la captaba y no era precisamente la forma acertada en la que Víctor se anticipaba a los golpes de su enemigo, para luego contrarrestarlos o esquivarlos. Aquel enfrentamiento le recordaba a uno similar que había protagonizado ella en otra ocasión. Solo que en su caso su oponente había sido un vampiro, no un demonio, y éste tenía más de un truco guardado. Debía estar muy atenta, Víctor podría correr más peligro del que creía...

"Debo tener cuidado." Pensó mientras observaba al demonio. "Podría matarle en cualquier momento. Pero entonces..." Desvió la mirada hacia Víctor quién, en estos instantes, se hallaba ocupado esquivando ataques a base de movimientos zigzagueantes "¿Qué hacer? ¿Cómo ayudar?"


Víctor posicionó su espada delante de él, retrocediendo, y la garra derecha de su oponente fue a impactar violentamente contra ella, sin dañarla ni un ápice. Retiró su arma y se aprestó a atacarle, pero el demonio adivinó su intención y lo evitó sin consecuencias. A estas alturas de la lucha los dos se hallaban tan centrados en la batalla que prácticamente se habían olvidado de Anne, y solo eran conscientes del cruzar y entrecruzar de sus armas; cuya lucha parecía destinada a prolongarse eternamente. Pues ambos poseían habilidades que los situaban al mismo nivel.

Otro cruce, sus ojos se observaban destilando fiereza, desafiándose mientras esperaban que el otro cometiese un error y este les concediese la victoria. Pues, de otro modo, se hallaban en un callejón sin salida.

"Esto no puede seguir así, debo encontrar un modo de vencer." Pensó Víctor, mientras se protegía de otro golpe del demonio. " Quizás si le cansase..."

Decidió probar una idea aumentando sus golpes de fiereza. Había varias razones por las cuales, a pesar de que sus comienzos habían sido similares a los de Anne, él era más diestro en el arte de la lucha. Ella y Víctor no habían pasado por las mismas circunstancias, habían tenido distintas ocasiones de lucirse, pero también de correr peligro. Víctor todavía recordaba aquel primer enfrentamiento que tuvo con un demonio, su adaptabilidad... Era una de las primeras cosas que su mente había registrado como útil durante las batallas, aprender de lo que veía y experimentaba. La segunda era aprovechar lo más posible sus habilidades, tanto las mentales como las físicas. Y la tercera...

Siempre tener un plan de respaldo, una forma distinta de luchar o defenderse. No era sencillo, pero su vida, tanto antes como después de convertirse, nunca había sido especialmente sencilla.


El demonio retrocedió protegiéndose fuertemente, la fiereza del golpe lo sorprendió. A lo largo del combate y se había acostumbrado a los golpes cortos y veloces de Víctor y no esperaba que cambiara de técnica. Aunque visto la situación en la que se hallaban era lógico ¿Qué le había dicho Candel sobre él? Ah, sí, ahora lo recordaba...

Había sido justo antes de que él y Ariel partieran a por esa Seyen pelirroja. A pesar de haber sido el encargado de espiar a la joven, Candel no había estado muy hablador, limitándose a listar todas las características importantes que había memorizado tanto de ella como de su entorno antes de desarrollar una estrategia. Parecía inquieto, pero no fue hasta que Stefan estuvo a punto de partir que descubrió por qué, cuando Candel lo detuvo y dijo esas justas palabras:

Stefan, Christopher ni siquiera se lo plantea pero es posible que nos equivoquemos y los seyens ya se hayan encontrado. En tal caso deberás tener cuidado con Víctor Roswell, es mucho más astuto de lo que parece. Solo podrás vencerlo si lo sorprendes.

Ni siquiera le había preguntado la razón de aquel horrible presentimiento, Candel escaneaba mentes, era más que obvio que captó algo que le hizo sospechar y actuaba en consecuencia. Lo cual era muy favorecedor para Stefan en esos momentos. Creía saber cómo sorprender a su enemigo, qué aprovechar...

Víctor simplemente sonrió al ver que el siguiente golpe de Stefan era más lento que los anteriores. Lo había conseguido, eso era lo que él pensaba tranquilo, podría vencer. Pero en realidad se equivocaba, no había advertido que, con ese acto, había acabado muy cerca del demonio y para cuando lo hizo era demasiado tarde. Apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando aquella extraña sensación de peligro lo asaltó, esa capacidad en la que prefería no pensar porque cada vez que lo hacía recordaba las palabras de Candel: Te perseguirán por los cuatro costados y todo por culpa de lo que fue él y creen que tú serás.

Debió hacerlo.

Su contrincante sonrió maliciosamente antes de asestarle un golpe mortal, directo, que derivó hacia una protección inesperada, la fiel espada de Anne. La chica se hallaba delante de él, con las alas desplegadas y lista para cooperar. Le protegía, tal y como los seyens siempre protegían a los suyos en las batallas. Fue entonces que una idea vagó por su mente, algo que podría concederle fácilmente la victoria, pero para eso necesitaría la participación de la joven.

El demonio intentó atacar de nuevo topándose otra vez con la fuerte defensa de ella, las alas multiplicaban su velocidad aunque ciertamente no las utilizaba tan bien como para impresionarlo.

—Deberías apartarte, jovencita —le aconsejó, en tono tranquilo. No estaba asustado, no tenía razones para ello. —¿O es que acaso deseas morir tan pronto? —Amenazó, más ella no se apartó.

—No me importa si arriesgo mi vida, no pienso apartarme —contestó, Anne, firme, puede que lo que hizo no fuera lo más correcto, que no pudiera vencer a ese demonio, pero no pensaba echarse atrás. —Además, ¿no se supone que era conmigo con quién luchabas antes que con Víctor? Yo soy tu oponente —declaró ella, con una voz cargaba de coraje y valentía. Definitivamente, no se iba a rendir nunca.

"Anne." La llamó Víctor, enseguida, proyectando su voz en su mente y aunque lo escuchó no mostró ninguna emoción. Aquella era una acción a la que Jaymie la había habituado desde que comenzaron a entrenar sus poderes, cómo detectar que pretendían comunicarse con ella sin sacarlo a relucir. "Víctor, ¿te encuentras bien?" Cuestionó

"Sí, no te preocupes." La tranquilizó él, enseguida. "Pero por favor, ¿podrías distraerlo? Tengo una idea pero solo podré llevarla a cabo si él no me detecta." Pidió a la vez que le enviaba imágenes de lo que planeaba hacer. Ella asintió, parecía una buena idea.

"Está bien, lo haré." Aceptó ella. "Pero apresúrate, no soy tan rápida como tú." Ni tan hábil, meditó para sí misma. Víctor se limitó a sonreír misteriosamente.

"No te preocupes." La tranquilizó. Justo en ese instante el demonio, que había retrocedido de forma cautelosa, se lanzó sobre ella a una velocidad inaudita. Anne necesitó las alas y la velocidad que otorgaban para bloquearle y resistir. Decidida entonces, se encaró con él dispuesta a luchar, no sabía cuánto iba a resistir pero confiaba en Víctor. Vencerían.


Usando las alas de apoyo, Anne se lanzó al ataque, obligando a su contrincante a retroceder mientras se protegía. La velocidad y la fuerza empleadas no hicieron nada contra su defensa física, sino que obtuvieron otro resultado, el de romper la concentración de su enemigo. Hecho que Anne aprovechó enseguida para adentrarse en su mente y utilizar las ilusiones para enmascarar cualquier índice de la presencia de Víctor, sin que su oponente se percatara de ello.

Bajo el influjo de las ilusiones, Stefan se relajó, confiado, para luego centrar su atención en la seyen que le hacía frente. Debía reconocer que era valiente, pero aquello no le concedería la victoria. Pudo ver que la chiquilla sonreía, pero ni siquiera le concedió importancia a este hecho y atacó.

Anne sonriente se protegió, lo había conseguido, el demonio estaba bajo su influjo. Poco después atacó, otra vez, volviendo a hacer retroceder a su contrincante. Este simplemente sonrió, debía reconocer que el valor de la chiquilla era incuestionable. Si solo tuviese más destreza habría supuesto una dificultad para él. Pero realmente, tal como estaban las cosas, ella solamente retrasaba el momento de su muerte. Retrocedió de forma astuta, obligándola a acercarse a la vez que atacaba. Un acto que trajo como consecuencia una bajada de defensa, que enseguida quiso aprovechar para darle un golpe de gracia.

Pero antes de que lo consiguiera el frío metal de un arma en su cuello lo hizo detenerse extrañado y alarmado a la vez.

—Te aconsejo que no intentes aquello que estas pensando ahora mismo —le advirtió Víctor, amenazante. —Y ahora déjame... —Aquel gesto fue suficiente para disparar todas sus alarmas, no comprendía lo que había ocurrido, el cómo había dejado de detectarlo nada más iniciarse aquella improvisada revancha... Hasta que advirtió como el filo de la peculiar espada del seyen le rozaba el cuello.

No estaba seguro de cuál sensación era peor, la certeza de su muerte o el que a cada momento que intentara concentrarse, detener la intrusión de otros en su mente, tal y como había pretendido enseñarle Candel de manera infructuosa, sintiese aquella arma profundizar en su carne hasta lograr desestabilizarlo. E incluso así no podía parar de darle vueltas a esa desaparición temporal de Víctor.


Anne se mantuvo impasible, viendo como el demonio paseaba los ojos entre ella y él intentando comprender lo ocurrido. Era consciente de que la única razón por la que Víctor no lo había matado al instante era aquel escaneo de mente que intentaba hacerle. Necesitaba averiguar la verdad, quién le había mandado y si había otro fin que no fuera el de eliminarla. Era algo nuevo para ella que nunca se había molestado en saber lo que pensaban sus enemigos, al margen de las técnicas de batalla. Eran depredadores, asesinos, monstruos... ¿Para qué iba a necesitar conocerlos?

Los ojos del demonio se cruzaron por enésima vez con los suyos y pudo notar como la ira brotaba a través de ellos, justo en el momento en que él se daba cuenta de todo.

—Una ilusión —murmuró, apretando los puños, condenada seyen, esta vez se la pagaba. Soltó un sonido crudo más similar al rugido de un animal que al de un humano e, inmediatamente, se lanzó hacia ella a gran velocidad.

—¡No! —exclamó entonces Víctor y sin pensar mucho se interpuso entre el demonio y Anne, consiguiendo eliminarle justo a tiempo, aunque no sin recibir su parte de daño. Ella enseguida lo notó por la forma en la que el joven se aguantaba aquella zona del cuerpo donde se había clavado sus garras. No era su pecho pero había estado cerca. Víctor cerró los ojos. Estaba sangrando, lo cual era natural, sin embargo la expresión de su rostro traslucía un dolor intenso acompañado de un turbio mareo. No abrió los ojos hasta poco después, cuando la escuchó gritar.

—¡Víctor! —Estaba muy preocupada para lo que era el golpe en sí, pero tras la actitud de Víctor no podía evitarlo. Él inspiró hondo intentando controlar su respiración, que siempre se le aceleraba en estas situaciones. Hizo lo posible por recordar todas las instrucciones y recomendaciones de Gerard sobre cómo superar su hemofobia. El como localizar y nivelar sus distintas reacciones y miedos hasta lograr controlarse y centrarse en cualquier otra cosa que no fuera la sangre corriendo de sus heridas. No podía pensar si lo hacía.

—Estoy bien —respondió y nada más ella intentar tocar su herida se alejó —. Lo importante es que hemos vencido. —Ella asintió, todavía reticente.

—Pero no debiste interponerte —opinó, sintiéndose culpable —. Conocías el riesgo, ¿Por qué lo hiciste?

—¿Por qué te interpusiste tu antes? —Víctor le devolvió la pregunta de forma automática, a la par que se agachaba para examinar el cuerpo del demonio, intranquilo. Había algo que le bailaba en la mente desde que tuvo ocasión de analizar su arma. Aquellas cuchillas producían unas marcas que ya había visto antes, cuando vio las heridas que presentaba el padre de Emil, en la mente de Gerard. No era un dato transcendental, pero sí, interesante: aprender a identificar las señales de sus enemigos podría ayudarle más adelante.

—Porque sentí que debía protegerte —explicó ella. Víctor apartó la mirada del demonio, asintiendo, había una razón por la cual nunca se afligía al ver sangre de demonios, licántropos o vampiros. No eran simples prejuicios e ideas preconcebidas, transmitidos por su padre, sino otra cosa, su asesinato. Cuando su miedo lo dominó haciéndolo actuar de la manera más egoísta que había conocido, huyendo para salvar su vida, independientemente de las consecuencias, todo cambió.

Y es que en el momento en que aquella loba se lanzó sobre ellos no pensó. Se dejó guiar por sus sensaciones. Corriendo y arrastrando a su hermana por el camino hasta que sintió aquella pérdida. Fue el principio del fin de todo, aunque Víctor no lo comprendería hasta mucho más tarde.

—En efecto, Anne, los nuestros se protegen —explicó. —Es una de las cosas que me explicó mi padre. En el momento en que dos seyens se encuentran por primera vez se activa una conexión entre ellos. Esa conexión los insta a protegerse mutuamente, llevándolos a cooperar juntos sin necesidad de conocerse siquiera. Es algo instintivo y fuerte, casi inevitable. Por eso te defendí. —Apartó la mano de su herida con templanza y se incorporó. Ya estaba mejor, no curado, pero sí mejor. Además ya no se mareaba, ni sentía debilidad al observarla y aquello era un gran avance.

—¿Te encuentras mejor? —Preguntó entonces ella, Víctor asintió.

—La herida está comenzando a curarse, no te preocupes. Además, he estado peor —contestó y ella asintió, recordando cuando lo había encontrado inconsciente, en aquella emboscada que le tendieron los licántropos. Sí, esto no se asemejaba ni de lejos a aquella situación. Pero... Se quedó callada observando sus gestos adoloridos, la forma casi tranquila en la que actuaba ahora era diferente. Sabía por lo que le había dicho Jaymie que Víctor tenía lo más similar a una preparación acompasada a su crecimiento. El nacer como hijo de una humana y un seyen precipitó su desarrollo de tal manera que tuvo que afrontar cambios, que ningún humano hubiera imaginado. Y aun así la explicación de su mentora se quedaba corta para lo que veía.

Víctor parecía otra persona en estos momentos, alguien mucho más centrado y hábil de lo que se hubiera imaginado cuando lo conoció. Estuvo meditando sus palabras. A pesar de conocer el increíble poder de recuperación de los seyens no podía evitar vigilar sus heridas, tanto las leves como la más grave. Era algo instintivo, tal y como decía Víctor.

Consciente de ello no pudo evitar recordar aquellos pensamientos de unión que invadieron su mente desde que se conocieron. Víctor parecía la persona más inteligente y dotada, que había conocido, después de Jaymie. Si se juntaban, podrían ser invencibles.

—Cierto —admitió con una pequeña risa dando unos pasos hacía él, decidida. —No creo que pueda estar tranquila hasta verte curado y a la vez yo ... —Agachó la cabeza al momento, intimidada por las drásticas diferencias entre ellos. —Víctor, sé que esto es algo así como muy rápido para ti. Pero incluso así no puedo evitar preguntártelo ¿Te gustaría luchar a mi lado? Creo que nos necesitamos mutuamente.

Rápido, aquello era una definición escueta para lo tanto que Víctor cambió en dos semanas, las luchas, la preparación, los peligros.... Era un nuevo aspecto de él, que únicamente podía asumir haciendo lo posible por recordar todas y cada una de las lecciones, que le transmitió su padre a lo largo del tiempo. E incluso así existían hechos que desconocía. Tal vez debería documentarse mejor si quería lograr terminar con todo algún día.

—Sí —contestó estrechando la mano que le había tendido la chica —. Vamos a terminar con esto, Anne —sentenció.

No eran conscientes por aquel entonces pero con aquel simple gesto acababan de determinar su destino. No solo como Seyens sino también como compañeros.

Unidos frente al mal y las criaturas que lo lideran.
_________________________________________________________________________________


PD: Al final lo dejé tal cual cambiando los guiones y una cosilla técnica importante sobre el miedo a la sangre, después de informarme un poco, viendo que las técnicas de relajación son contraproductivas. Lo siento por el error y espero que os haya agradado el Capítulo :D

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lee el último capítulo publicado :)

Informes sobre Stern, Recuerdos de Stern, Diario de Evelin y más.

¡Hola, hola! Si alguien, en algún momento, se pasa por el último relato publicado se dará cuenta de que las notas iniciales cambiaron y ya n...

Publicaciones y relatos más leídos