domingo, 13 de octubre de 2019

Seyens: Stern| Capítulo 35

Como tengo lo más parecido a un Capítulo 36 larguísimo escrito, os dejo el 35. Soy consciente de que altero el orden de escenarios al no abordar a Anne ahora mismo, pero no es como si no hubiera avisado de esos detalles antes, ¿verdad? Espero que os guste :)

35 

Siméon, por su parte, hacía lo posible por no pensar en Víctor, aquella tarde, mientras adiestraba con su hermano. Aquello no había sido tanto una exigencia suya, sino una precaución obvia dado lo que se acercaba. Aquel evento...

Y es que si bien Raymond Legendre, uno de sus antiguos amigos más fieles, organizaba bailes temáticos desde que era mayor de edad, justificándose bajo el argumento de que eran el mejor modo de relajarse, desconectar, y, o, divertirse, (algo que, según él, necesitaba fuertemente desde hace varios días), no siempre coincidían con la preparación para una guerra de razas. Lo cual era lo que su hermano le había desvelado, ayer, que estaba ocurriendo en la ciudad y la razón de tantas muertes. Y la única forma de solucionarlo, de sobrevivir, era unirse a la batalla.

Personalmente Siméon hubiera preferido mantenerse al margen del evento, una cosa era ayudar y proteger a su hermano en las batallas, como él había prometido en su día cuando lo supo todo, otra era lo que tocaba ahora. Controlar sus emociones, fingir que ignoraba lo que se programaba, el peligro real que podrían correr sus amigos y las razones por las cuales había discutido con Raymond esta mañana, era un tema difícil. Y eso sin contar lo que él sospechaba sobre su mejor amigo desde que había decidido investigar lo ocurrido con sus padres hace tantos años...

¿Realmente podría matarlo si se convertía? Samuel no era como Giovanna, tenía raíces angélicas por ambas partes, era más que obvio lo que ocurriría si se veía envuelto en algún peligro.

Y hablando de peligros...

Mantente, firme, Siméon. —escuchó la voz de su hermano en el momento en el que decidió frenar su fase, era increíble lo bien que habían logrado coordinarse en apenas dos semanas, tanto que ambos podían, en cierto modo, notar los cambios en el otro si estaba cerca. —Debes aprender a controlar tus emociones. Recuerda lo que te dije, el mínimo movimiento en falso y todo podría desatarse más pronto que tarde.

Y es que esa era la razón de tanta práctica, aquellos eventos no solo eran muy importantes sino también muy peligrosos, cualquier acto imprudente, por mínimo que fuera, podría ser tomado como un desafío, y era más que obvio que cambiar de fase en medio del baile entraba en ese esquema.

No podía permitir que los humanos descubrieran lo que eran y, a la vez, al ser hermano del segundo al mando de la manada, no podía, simplemente, librarse de acudir. Sus enemigos lo interpretarían como una señal de debilidad de este y, por lo cual, uno de los primeros objetivos de la guerra en cuanto esta se iniciase.

—Estoy en ello, no te preocupes. Es solo que quería preguntarte algo —Logró articular Siméon en cuanto consiguió librarse del calor de la fase. Definitivamente la licantropía era sobrecogedora, única y especial.

Cuando su hermano le contó aquellos cuentos, nada más regresar de Berlín, él nunca pensó que fueran reales, ¿cómo podrían serlo si apenas tenían sentido? Fue lo que le animó a contárselos a sus amigos hace tantos años, compartir aquellas fantasías que tanto lo maravillaban. Eso y que tanto él como Víctor estaban cansados de verse en dos frentes, únicamente porque dos de sus amigos no parecían dispuestos a dirigirse la palabra, Gerard y Samuel.

Y a Samuel parecían incomodarle tanto los relatos, asustarle incluso, que no vaciló en sugerírselo a su amigo. En aquel tiempo ignoraba que él también conociera cosas e incluso así, ¿qué importaba? Únicamente eran relatos, fantasías, ilusiones; y si servían para unir a sus amigos, ¿por qué no utilizarlas a su favor?


—¿El qué? —Nada más escuchar la voz humana de su hermano, Siméon se sobresaltó y decidió replegar los recuerdos sobre Víctor y él en un lugar lejano. Ahora mismo no podía pensar en él de esa manera y menos dado lo que quería preguntarle. Lo podría destruir todo.

—¿Cuál es el potencial de Víctor? ¿Por qué todos reaccionáis como si fuese una gran amenaza? Me cuesta comprenderlo. —Vio que su hermano se quedaba callado de golpe, tan sorprendido como inseguro, seguidamente suspiró.

—Si te soy sincero preferiría no hablarte de ello todavía —reconoció, haciéndolo arquear una ceja, ¿por qué no? ¿tan malo era? —pero dado lo que se avecina creo que te mereces saberlo, sobre todo dado que hay un cien por cien de posibilidades de que intente acceder a ti de algún modo. Y los seyens son muy convincentes. —Siméon asintió, algo sobrecogido, era cierto, los seyens podían llegar a convencer a la gente para que hicieran lo que quisieran, más aun así dudaba que Víctor fuese tan rastrero como para utilizar sus poderes en él, ¿o sí? —Primeramente debes tener algo claro, la razón de que Víctor tuviera poderes aún sin estar convertido. Los hijos de los seyens son especiales, pueden desde heredar características de sus progenitores, hasta despertar alguno de sus poderes antes de la conversión. Y el padre de Víctor era un seyen muy poderoso. Tenía un don ilusorio tan sorprendente como sobrecogedor, no importaba lo que hicieras, no podías escapar, tampoco luchar contra él y muchas veces... —Su hermano se estremeció de una forma tan cruda que Siméon no pudo evitar acudir junto a él, tan inquieto como preocupado por la forma en que reaccionaba, como si lo hubiera subido. —No necesitaba ni siquiera concentrar la mirada para tenerte a su merced. Por ello tenía el sobrenombre de maestro ilusionista.

—Maestro ilusionista... —Susurró Siméon sobrecogido por todo lo que su hermano le decía, aquel poder... —Él te hizo algo, ¿verdad? —Semil asintió, era en estos momentos en los que adoraba la ingenuidad de su hermano pequeño y el afecto que le tenía, lo hacía bastante fácil de llevar por el camino que quería. —¿Qué viste?

—¿Cuál crees que es mi mayor debilidad, hermanito? ¿La única persona con la que no vacilé en compartir mi mundo por aquel entonces? —Nada más conectar su mirada con la de él Siméon comprendió y sintió frío, realmente los seyens eran más que temibles. —Escucha, ten cuidado, ¿sí? Pase lo que pase en el evento recuerda que sois de razas enemigas. No podéis asociaros. —Siméon suspiró, evidentemente que lo sabía, no era ingenuo. Además, después de lo que sabía hoy, lo último que se le ocurriría era sentenciar a su hermano a un peligro idéntico o peor que el de Eivan Roswell.

—¿Para qué iba a hacerlo? Eres la persona que más aprecio en la vida, después de Dianne, no pienso sentenciarte. —Prometió y nada más escucharlo Semil sonrió satisfecho. Todo estaba yendo bien.

"Es mejor así, Víctor, no puedo, simplemente, traicionarlos." Pensaba entonces el joven, creyendo ciegamente en las palabras de su hermano mayor, solo esperaba que su mejor amigo le hiciese caso y se mantuviese al margen del asunto. Eso o hablarlo con Víctor, tomar las decisiones adecuadas, al fin y al cabo no podía, simplemente, protegerlo como cuando eran más jóvenes, no dado lo diferentes y distantes que eran sus mundos ahora.


Diferentes, distantes, únicos, así eran los mundos de Candel y Víctor y, sin embargo, drásticamente similares.

Aquellas eran algunas de las palabras que Candel había atisbado en la mente de Christopher, mientras este jugaba al ajedrez con Ariel y hablaban de la proximidad del baile y lo que suponía el evento para ellos: Estrategias y alianzas. Aunque ciertamente Candel no es que estuviera tan atento a ello como debiese.

Tenía la mente en otras cosas, principalmente la perspicacia de Gerard, quién, tras la infructuosa búsqueda de un elemento importante (para él), al fin parecía advertir que en ocasiones faltaban pruebas u otros elementos fundamentales para resolver el caso. Lo cual habría sido un gran problema sino hubiese pasado lo que ocurrió ayer, cuando descubrió que podía controlarlo, pues nada más él pedirle que lo dejase el chico había abdicado con una facilidad tan sorprendente que, de no deber interpretar un rol, se habría echado a reír.

Su control era demasiado reciente, era obvio, y, a la vez, sabía que tenía que andar con cuidado con ello. No siempre tendría la posibilidad de encontrar excusas, o, directamente, preguntarle qué le pasaba. Tal y como había hecho hoy, después de que Gerard lo cuestionase:

Diantres, ¿qué te pasa hoy? Pareces un paranoico —dijo entonces, mezclando su lógica irritación con una suave preocupación. Aquel era un término arriesgado, más nada más atisbar, en su mente, que Víctor y Gerard habían tenido una conversación similar, ayer, comprendió que iba por buen camino.

Paran… —El chico se quedó pensativo, rememorando algunas palabras de su amigo, para luego hacer otra pregunta. —Candel, ¿crees que debería dejar el caso?

El punto clave.

Claro que no, ¡qué cosas dices! —Recordaba haber comentado con un tono que hizo que el joven investigador lo observara ceñudo.

Pero si dijiste que… —Gerard naturalmente no comprendía su línea de pensamiento, lo provechoso que le resultaba ahora mismo tanto por ser amigo de Víctor como por el control que podía ejercer sobre él.

Y no lo retiro —dijo, serio, aquello era algo que no se iba a repetir, se aseguraría de ello —. Escucha, llevamos varios días sobrecargados, es natural que veas fantasmas donde no los hay. —Vio que el chico suspiraba, aliviado, al parecer no le gustaba la idea de desconfiar de su entorno. —Tal vez deberías desconectar un poco, simplemente. Raymond organiza un baile este sábado, podrías venir...


En aquel momento encontró la ocasión idónea para invitarle al evento y aunque el chico se negó, era obvio que el fondo de la conversación le había calado hondo. Acabaría yendo, al igual que todos los demás.

Sonrió levemente, recordando, sí, definitivamente, Gerard era demasiado inteligente por su propio bien, pero mientras supiese manejarlo no tenía porqué suponer un problema.

Solo tenía que controlar, a su modo, los horarios del chico, tanto para reforzar el lazo de sumisión, como para acallar sus sospechas y las de Víctor a la vez; hasta que fuese demasiado tarde como para que este último pudiese hacer algo al respecto. Dirigir lo suficiente el tablero, junto a su hermano, para hacer todo caer en el momento adecuado.

Y en ese aspecto el baile le venía como anillo al dedo, dándole a sus rivales algo en lo que concentrarse mientras, una distracción a la par que un movimiento obligado dada la cada vez más evidente necesidad de comenzar la guerra; antes de que las muertes fuesen demasiado notables como para que el surgimiento de seyens, como Víctor y aquella plebeya, se convirtiesen en la menor de sus preocupaciones.

Sobre todo dado lo que podría ser Víctor en un futuro cada vez más próximo. Tenía que calcular bien cada movimiento, no podía dejar nada al azar.

—Candel, sé que has tenido un par de problemas, hoy, pero, ¿podrías atendernos un minuto? —reclamó Christopher, tan solícito como autoritario, haciéndolo acudir a junto de él —. Víctor es especial, lo sabes tan bien como yo. Tiene una habilidad, al igual que su padre. Y ambos sabemos lo que significan las habilidades para ellos. —Candel no pudo evitar soltar una ligera carcajada al recordar su primer cara a cara con Víctor y por ende con ese fenómeno. Era tan curioso como cómico que el joven Roswell fuera de los pocos que no tenían ni la menor idea de su destino, aunque no el único. —Yo no le veo la gracia, incluso ignorante podría ser peligroso, sobre todo si surge alguno de ellos.


Candel no pudo evitar sentir cierto temor frente a lo que le desvelaba la mente de Christopher en estos momentos, era cierto, aquel elemento lo podría bascular todo. Por fortuna, debido a una pequeña imprudencia de su parte, mientras cortejaba a Catrina, tenía una ligera idea de quién podría ser uno de ellos.

—Lo sé, tranquilo —dijo con una leve sonrisa dirigida no sólo a él, sino también a Ariel y Achille, quién los observaba desde una esquina del salón de su hogar, preocupado. —Por fortuna ya tenías previsto algo como esto, ¿o me vas a decir que me pediste que me introdujera en su círculo por diversión? —preguntó. Aquello había sido, en cierto modo, el motivo de todo: un acercamiento cuyo único fin era satisfacer las pretensiones de su hermano sobre la ciudad. Y aunque el método no era el más adecuado había funcionado bastante bien.

»—Sé perfectamente quién podría ser un problema en un futuro cercano y sino lo asesiné, entonces, no fue solo porque no fuese una amenaza. —Cruzó una mirada con Achille quién, además de sus facultades demoníacas, tenía la capacidad de detectar si alguien de su entorno era una amenaza para él o la persona que quisiese proteger. —Sino porque dado que ese fenómeno es tan inevitable como el auge de las capacidades de Víctor es mejor tenerlo controlado.

Además, hubo un tiempo en que le preocupaba causar semejante dolor a Catrina, Samuel y ella eran muy próximos por aquel entonces, y ella ya había sufrido bastante por querer acercarse a él. No necesitaba una herida más.

Pero Candel tenía claro que en una guerra por el control de su zona natal ese tipo de sentimientos incomprensibles debían desaparecer.

—Bien, porque en el instante mismo en que él se convierta el juego habrá comenzado. —Terció Christopher con una sonrisa maliciosa, tumbando el rey de su provisional compañera de juego, la cual lo observó, indignada, antes de levantarse y alejarse de él, frustrada.

Desde la noche en que la seyen y ella se enfrentaron había algo distinto en ella, como una tensión y hambre que la dominaban en los momentos más inesperados, acrecentando su infantil carácter. A Candel le preocupaba, ya que podría hacerle cometer un error irreparable, pero Christopher le había dicho que aquello hacía parte de los riesgos de entrar en contacto con la energía de un seyen, e incluso así no era un asunto que debiese inquietarle demasiado frente a lo que se avecinaba.

Y él, aunque debiese darle la razón a su hermano mayor, no podía evitar pensar en que no le gustaría perderla como le pasó con Elisa y Stefan. Debía tener cuidado, calcular cada movimiento, tal y como hacía su hermano en estos momentos, era la única forma de vencer.

Y dado que vencer significaba sobrevivir tampoco es que tuviese otro remedio aparte de luchar.

Sí, definitivamente, Víctor y él eran tan similares como diferentes, no, diferentes no, opuestos.

Tan opuestos como ambos lados de un tablero de ajedrez.

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Nota: Poco a poco voy aportando datos y cerrando el círculo. (Lo cual me encanta) Aunque pareciera mentira el asunto de Samuel y Siméon discutiendo las muertes no me lo saqué de la manga. Era una de las cosas que tenía en mente cuando escribí el Capítulo 15, que las muertes ocupasen tanto a Víctor como él; razón por la cual este se comportaba de esa forma tan sospechosa. Pero rápidamente me di cuenta de que si Siméon supiese la verdad desde el inicio, no tendría razones para actuar como si no creyese a su hermano, la noche en que Víctor les escuchó hablar tras la iglesia; y si no supiese nada no habría sospechado del cambio de Víctor. Así que hice un combinado, Siméon conocía relatos que le hacían sospechar cosas sobre las asesinatos, razón por la cual habló con Samuel en su día; y hasta es posible que quisiese preguntarle a Victor algo referido a ello el domingo en que lo encontró absorto por los recuerdos de cuando los licántropos atacaron a su padre. Pero se negaba a creerlos hasta que ciertos hechos, como el cambio de los ojos de Víctor, y su curación instantánea le hicieron preguntarse cosas que un humano ignorante no se preguntaría. Y luego ya sabéis lo que pasó ;)

En cuanto a Candel, pues a eso me refería con todo ese lío de las subtramas. En la versión original en vez de tratar problemas obvios como el baile, Gerard, o Catrina, me inventé toda una subtrama referida a Elisa, que no tenía nada que ver. Y el asunto de él y Catrina ya es lo bastante complejo de por sí, como para inventarle historias y rumores, que no vienen a cuento. Además releyendo me di cuenta de que nunca precisé por qué Achille detectó no sólo a Víctor, sino también a Siméon, quién no era más que un humano concienciado por un licántropo, por aquel entonces. Ahora lo sabéis.

¡Nos leemos en cuanto pueda! :D

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