domingo, 28 de julio de 2019

Seyens: Stern| Capítulo 22 (actualizado el 08 del 08 del 2019)

Pd: me cansé de editar tontamente así que ahí os lo dejo tal cual ya que no veo muchos defectos a los demás.

22

Anne

Era la mañana del día siguiente y Anne estaba trabajando en el campo como todos los días; sin embargo estaba un poco desanimada, y es que habían pasado dos semanas desde su transformación y Anne se sentía completamente preparada: Sabía luchar, sabía controlar sus poderes, no le faltaba nada. Jaymie no tenía nada más que enseñarle y por lo tanto se iba a ir. Sí, este sería el último día que pasaría con Jaymie; había estado preparándose mentalmente para ese momento, pero ahora que había llegado no podía evitar entristecerse. Jaymie y ella no solo eran maestra y discípula. Eran amigas desde hace años y ahora que habían compartido tanto era difícil para Anne hacerse a la idea de que Jaymie iba a irse y de que probablemente no la iba a volver a ver.

—¿Oye, te ocurre algo? —preguntó Marina quién al estar a su lado había notado la tristeza de su amiga.

—Nada importante —contestó Anne, forzando una sonrisa. —¿Cómo llevas lo de tu hermano? — añadió entonces. El asunto del hermano de Marina, Esteban, no había dejado de ser preocupante con el paso de los días. Anne y Chase se volcaban en la protección del joven humano y se alternaban al vigilar; una noche Chase, otra Anne, luego otra Chase y otra Anne y así sucesivamente.

—Lo voy superando porque sé que él está vivo, pero aun así es muy difícil para mí no preocuparme por él —dijo Marina, mientras la tristeza surgía en ella otra vez. Anne no pudo evitar sentirse mal como siempre que la oía. Se sentía mal por no poder contarle la verdad a su amiga, donde estaba Esteban y que ocurría realmente, pero sabía que ella no la creería. Por eso no se lo contaba.

Por otra parte, aunque no se lo había dicho a nadie, Anne se sentía culpable; pues recordaba que Jaymie le había dicho que tenía que alejar a Esteban de Chase y Anne había tenido múltiples ocasiones de hacerlo durante sus turnos de vigilancia. Pero no se atrevía porque aunque eso fuera lo más sensato ella veía el acto como una traición a la confianza que Chase depositaba en ella. Además dudaba de que el chico fuera a hacerle daño a su mejor amigo, queriendo o no.

Anne soltó un suspiro bajo de frustración y desespero. Sí, lo de Esteban era un asunto complicado. Un lió en el que ella y Chase se habían metido y del que ahora ya no podían salir, a medida que se veían en secreto, cada vez era más probable que los descubrieran y cuando lo hicieran los matarían.

—¿Anne, estás bien? —preguntó Marina, preocupada, Anne intentó tranquilizarse y quitarse esos problemas de la cabeza. No quería que Marina ni nadie, humano o no, se preocupara por ella, quería arreglar sus problemas sola, aunque no estaba segura de cómo hacerlo.

—Sí, no te preocupes todo se arreglara —dijo Anne con una sonrisa tranquilizadora y siguió trabajando. Cuando acabó se despidió de Marina, recogió sus cosas y se encaminó hacia la casa. Jaymie le había dicho que hoy comerían juntas así que luego de guardar sus cosas se encaminó a la casa de Jaymie.


Mientras tanto Jaymie se hallaba en su casa cocinando la comida para cuando llegara Anne, la pulsera seguía en su brazo y de vez en cuando vibraba como recordándole lo que había visto, (más bien soñado), ayer. Casi había olvidado lo tanto que odiaba sus premoniciones pues estás tenían la dichosa manía de cumplirse a menos que alguien llegara para impedirlo.

Pero eso no era lo peor, sino que habitualmente, durante la visión, ella no la veía desde una vista externa sino que se introducía completamente en la persona a la que iba a pasar algo malo, era como si le ocurriera a ella misma y por lo tanto sentía los mismos sentimientos que esa persona y vivía el suceso como si fuera la afectada por este. Excepto en algunas ocasiones cuando la desgracia afectaba a varias personas sí que podía verlo como si fuera testigo y no víctima.

Así había ocurrido con Anne cuando había visto que aquellos vampiros iban a atacarla y matarla junto con toda su familia. Jaymie solo había llegado a tiempo para salvar a Anne y no porque no fuera rápida sino porque los vampiros en cuestión también lo eran, sobre todo la vampiresa, Vevikia. Sí, aquella vampiresa era un gran peligro. Rápida, certera y letal, nadie se le había escapado nunca.

Jaymie aún tenía grabados en la mente aquellos ojos marrones aclarados por la sed fulminándola con puro odio, desde la zona en donde Vevikia ayudaba al vampiro que la acompañaba ese día (Vevikia no acostumbraba a cazar sola) a levantarse, después de que Jaymie lo lanzara hacia atrás con sus poderes.

Esto no acaba así Jaymie Lee, no podrás protegerla eternamente.” Le había dicho Vevikia, mentalmente enfurecida.

Sinceramente, a Jaymie no le había extrañado verla, pues aquella vampiresa llevaba unos cuantos años en Stern; concretamente desde que se había casado con un vampiro talentoso al que ella misma había convertido. Y había tenido suerte de que Vevikia no cazaba con él aquella noche. De haberlo hecho Jaymie dudaba de que pudiera salvar a Anne.

La pulsera de Jaymie vibró, alejándola de ese asunto, cosa que agradeció, ya que Anne estaba a punto de llegar y Jaymie no quería que ésta averiguara quiénes eran los asesinos de sus padres.

Tenía otros problemas y es que a pesar de las veces que le había recomendado Jaymie que se alejara de él, Anne seguía cooperando con Chase. Si realmente lo que quería era proteger a Esteban tenía que poner bien esmero en alejarlo de ese licántropo. Lo malo es que Anne no le hacía caso y eso no podía acabar bien. Nada bien. Y Jaymie no podía dejarlo así, no ahora que una visión le había revelado que los habían descubierto. No ahora que su protegida corría más peligro que nunca. Un peligro que Jaymie tenía que evitar, no solo por Anne sino por los humanos que esta debía proteger y por el otro transformado, Víctor.

Sí, Víctor, era con él con quién había tenido una premonición esta noche, (en la que lo había visto todo desde su perspectiva lo cual era peor), y era por esta que la pulsera vibraba hoy en la muñeca de Jaymie y también la razón por la cual aún no se la había quitado. Pronto él estaría en peligro y solo había una manera de evitarlo.

Que Anne lo salvara y que más adelante ella y él cooperaran y lucharan por la salvación de los humanos.

Pero… ¿Era posible que dos personas tan distintas llegaran a simpatizar y luchar juntos por un solo fin?


Anne llegó a casa de Jaymie tan melancólica como antes. Todavía no se hacía a la idea de que esta sería la última tarde que pasaría con Jaymie, de que pronto esta se iría y no la volvería a ver.

Por otra parte, Jaymie no querría verla triste por lo que Anne se esforzó en serenarse y llamó a la puerta. En apenas unos minutos, Jaymie le abrió pero parecía algo inquieta, como si hubiera algo importante que la preocupara. Bueno, ya se lo contaría…

—Buenos días Anne, pasa —saludó Jaymie con una sonrisa y Anne entró en la estancia dirigiéndose con Jaymie hasta la cocina.

—¿Qué tal estás? —Preguntó Jaymie

—¿Cómo quieres que esté Jaymie? Te vas a ir —saltó Anne con tristeza y rabia, no le gustaba esa costumbre que tenía Jaymie a veces de hablar como si no ocurriera nada, aunque eso venía bien en algunas ocasiones, como cuando ella no quería hablar de sus problemas.

—Anne…Sabes que eso era inevitable, de verdad que me encantaría quedarme pero soy vieja aunque no lo aparente y ya es hora de que empiece a admitirlo —dijo Jaymie.

—¿Vieja?, ¿Cuántos años tienes? —preguntó Anne, curiosa.

—La verdad yo… Nunca me he puesto a contar y bueno… Soy del siglo quince pero no te puedo decir exactamente el año —le contó Jaymie, Anne no pudo más que mirarla asombrada, ¿Del siglo quince? Eso significaba que Jaymie tenía más de cuatrocientos años; increíble. Se hizo un silencio incómodo, parecía que a Jaymie no le gustaba hablar de los años que tenía y entonces llegaron a la cocina. Jaymie sirvió la mesa y empezaron a comer fue entonces cuando comenzaron a hablar.

— Jaymie al llegar te noté algo inquieta, ¿ocurre algo? —dijo Anne, preocupada.

—Ah…Pues la verdad es que sí. Yo….tuve una visión, bueno, dos en realidad —explicó Jaymie.

—¿En serio?, ¿y en qué consisten? —preguntó Anne, interesada, pero también preocupada. Si Jaymie había visto algo no podía ser nada bueno, pues según palabras de la propia Jaymie, ella nunca predecía lo bueno.

—Pues, es algo malo, muy malo por cierto. ¡No puedo creer que aún cooperes con Chase! —contestó Jaymie.

—¡Ya te dije que él es bueno y no veo que tiene que ver con esto! — protestó Anne. Sabía que a Jaymie este nunca le había caído bien, de hecho, cuando ella era humana, Jaymie no la dejaba acercarse a Chase, en cambio sí que intentaba animarla a que hablara con Esteban. Antes esa actitud le extrañaba, pero ahora siendo seyen y sabiendo que Chase era licántropo lo comprendía mejor, aunque seguía pareciéndole una exageración.

—Tiene mucho que ver, querida. Os han descubierto —argumentó Jaymie, Anne casi se atraganta con el agua del vaso que estaba bebiendo.

—¿Qué?, ¿Cómo ha sido posible? —dijo, alertada y un poco asustada.

—No lo sé, pero he visto que estás en peligro y es por eso. Tienes que dejar de verlo —le contestó Jaymie. La verdad, le gustaría que sus visiones fueran más precisas pero siempre andaban a saltos y a veces le resultaba muy difícil comprenderlas, aunque esta vez estaba claro.

—No puedo, estamos protegiendo a un humano por si se te ha olvidado —recordó Anne a Jaymie.

—Claro que no, pero deberías recordar que ya te dije mil veces que la mejor forma de proteger a Esteban es alejarlo de Chase y cuanto antes —. Se defendió Jaymie, aquello no iba a llegar a ningún lado, pero le parecía mejor que revelarle la verdad sobre lo que le ocurría a Anne con Chase.

—Jaymie yo… No puedo hacerle eso, somos amigos. Por otra parte si ya lo han descubierto seguro que ya me lo propone y sigo sin ver que tienes en contra de él —dijo Anne.

—Simplemente que es un licántropo. Oye ya sé que vuestros antiguos sentimientos hacen la situación difícil pero haz el favor de escucharme Anne. Esto te atraerá muchos problemas y yo quiero que sigas viva. ¡Por favor! —explicó Jaymie, terriblemente preocupada. Anne se quedó a cuadros, ¿antiguos sentimientos? Pero de que hablaba Jaymie, ¿Qué creía esta que había entre Chase y ella?

—¿Antiguos sentimientos pero se puede saber de qué diantres hablas? —preguntó Anne aunque, por alguna razón que no podía explicar, un leve rubor se manifestó en sus mejillas.

—Anne, no puedo creer que no lo recuerdes. Chase y tú estabais enamorados —contestó Jaymie, ya está, lo había soltado. Bueno, tarde o temprano tenía que hacerlo, además era verdad.

Anne no pudo más que mirar a Jaymie boquiabierta mientras su actitud inicial con Chase y ese sueño tan extraño al fin cobraban sentido pero había algo que no entendía, si había tenido realmente ese sentimiento por el chico, ¿Cómo era que apenas se acordaba de él? ¿Cuándo había ocurrido y por qué los habían separado, entonces?

—¿Qué? Pero eso es imposible si hubiera estado enamorada me acordaría seguro. Es imposible que haya olvidado eso. Yo, tú… No me has hecho nada, ¿verdad? —supuso Anne. Ante eso Jaymie sonrió dulce y dijo.

—No, no he sido yo. Es solo que fue hace mucho tiempo, tú tenías once años y el apenas andaba por los trece. Era demasiado pronto para cualquiera de los dos y vuestros padres se asustaron. Los tuyos, concretamente, tuvieron miedo y me pidieron que por favor te alejara de él. Yo solo cumplí y por ello os fuisteis alejando. Con el alejamiento ese amor infantil debió de irse reduciendo hasta que poco a poco desapareció, nada más. Debes saber que yo nunca pretendía hacerte daño, de hecho cuando cumpliste los dieciséis, intenté buscar a Chase, pero era demasiado tarde. Ya lo habían convertido... —Le explicó Jaymie y acabaron de comer y esta empezó a recoger y a lavar los platos en completo silencio, mientras Anne digería y recordaba lo que le había revelado. Desde pequeña siempre le habían explicado que el primer amor no se olvida, ahora descubría que solo era en parte cierto. Actualmente apenas recordaba lo que había sentido por Chase y aun así, a pesar de las circunstancias, seguía habiendo algo que la instaba a acercarse a él. Como si sus sentimientos no hubieran perecido del todo. Increíble. Tenía que hablar con Chase de todo esto a ver si le pasaba igual y averiguar lo que podría significar.

—¡Ni se te ocurra! —Anne volteó hacia donde estaba Jaymie y se la encontró de brazos cruzados y con cara de pocos amigos. —No os conviene nada veros —añadió.

—¿Quieres dejar de leerme la mente? Es un poco molesto —le riñó un poco Anne, entonces molesta.

—Sabes que no puedo evitarlo —Jaymie sonrió —. De todos modos no debería estar enfadada contigo, es nuestro último día juntas. Además tengo que hablarte de mí otra visión —siguió hablando, ya más tranquila.

—Gracias por recordármelo —comentó Anne con pesadez. Seguía sin querer que Jaymie se fuera. —Cuéntame, ¿cómo es esa otra visión? Tengo mucha curiosidad —añadió.

—Pues a ver…Antes de nada tengo que contarte una cosa. No estás sola, hay otra persona que se ha transformado en Seyen a la par que tú. —comenzó a contar Jaymie, al oír eso Anne no pudo evitar alegrarse pero… ¿Quién era?, ¿y cómo era que Jaymie lo sabía?, ¿Lo conocía?

—No se trata de eso yo… Bueno, ya te lo contaré —vaciló Jaymie —. El caso es que él está en peligro. —siguió Jaymie, pero al rato Anne la volvió a interrumpir, interesada.

—¿Él?¿Entonces es un chico?

—Sí, ¡déjame continuar!,  verás; algo malo le pasará mañana y si lo sé es por…—Volvió a vacilar, no sabiendo cómo explicarlo y comenzó de nuevo. —Mira, es una historia larga. Así que mejor vamos al jardín y te lo explico.

Se encaminaron hacia el jardín y por el camino ésta le fue contando a Anne todo lo que había visto y Anne no pudo más que asombrarse y asustarse mucho, de verdad aquel chico corría mucho peligro. Pero cuando Jaymie empezó a contarle como lo sabía se sorprendió mucho con la revelación, no se la esperaba para nada.

Los seyens eran en realidad semi ángeles y por lo tanto podían subir al cielo siempre y cuando Dios se lo permitiera y cuando se morían se convertían en ángeles completos y ya no podían bajar a la tierra. Ya eso la había sorprendido pero cuando empezó a hablarle de ese amigo suyo y del pacto que hicieron para proteger a la familia de este ya no sabía qué decir.

Simplemente se había quedado impresionada, como siempre se quedaba cuando Jaymie le contaba alguna de sus historias. Anteriormente se había sorprendido de la imaginación que tenía esa mujer pero ahora sabiendo que todas esas cosas eran reales, o lo habían sido, no podía más que maravillarse.

Poseían encanto, magia, divinidades y, sin embargo, eran reales. Por eso le encantaban, del mismo modo que le encantaba ser seyen a pesar de los peligros que esto implicara. Tenía que reconocerlo. Y así, entre historias y confidencias Jaymie y Anne pasaron toda la tarde, como siempre lo habían hecho, hasta que al fin llegó el momento temido, la despedida.

—Oye Jaymie, ¿de verdad te tienes que ir? —dijo Anne en ese momento.

—Mi tiempo aquí se ha acabado —le explicó Jaymie.

—¿Y no te puedes quedar? ¡Por mí! —Imploró Anne, poniendo cara de ángel.

—Anne yo…—Jaymie vaciló — Me encantaría pero no puedo. Pero no te preocupes, siempre te estaré cuidando y, más tarde, si lo deseas podrás buscarme —siguió, sonriendo.

—Te voy a echar mucho de menos —dijo Anne, mientras algunas lágrimas comenzaban a bajar por sus mejillas.

—No llores… Sé que mi partida es dura pero también significa que estás preparada y estoy muy orgullosa de ti —dijo Jaymie mientras la abrazaba como una madre.

—Jaymie.

—Tranquila, Anne, nos volveremos a ver, lo prometo —intentó calmarla Jaymie, aunque ella también estaba triste por la despedida. Estuvieron abrazadas un buen rato y luego Jaymie se separó de Anne al sentir que debía irse y así lo hizo. Diciéndole a Anne ese adiós tan esperado y a la vez tan temido.

Anne vaciló un poco observando a Jaymie irse pero finalmente se fue. Debía seguir adelante, y además, necesitaba hablar con Chase implicara lo que implicara. Tenían que ver cómo iban a arreglar lo de Esteban ahora que lo habían descubierto.

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