domingo, 28 de julio de 2019

Seyens: Stern| Capítulo 23 (Actualizado el 08 de 08 del 2019)

"What about us. Isn't it enough. No we're not in paradise
This is who we are. This is what we've got. No it's not our paradise
But it's all we want. And it's all that we're fighting for. Thought it's not paradise" 

Otra canción de Whitin temptation para amenizar la velada, jajaja. Esta vez es Paradise de su ultimo disco y es asdfghjklña *-* . Lo siento pero no puedo evitarlo siendo como es de mis grupos preferidos y la inspiración principal de esta historia junto con épica. Bueno, a lo que voy, os traigo el siguiente capítulo de Stern que edité precisamente ayer. Aquí las cosas se ponen un poco fuertes y si sois niños mejor que no leáis la batalla o no os la imaginéis con todo detalle. Bueno igual, los niños no deberían de leer estas cosas donde se cortan cabezas a lo Claymore (Por si no sabéis lo que es. Se trata de un anime que descubrí hace poco sobre los yoma, unos demonios, y las Claymore que son chicas mitad demonio, mitad yoma creadas para combatirlos.) y otros hechos no muy bonitos. Así que lo siento pero no pienso responsabilizarme de las pesadillas que provoque esta historia.

En fin os dejo leer, que ya es hora :). Este es de los pocos capítulos que mantienen la división tradicional de escenarios de Anne y escenarios de Víctor. ^_^

23

Por su parte, Chase volvía del trabajo inquieto. Las cosas no podían ir a peor, habían descubierto que hablaba con Anne y habían intentado matarlo porque habían sacado una conclusión equivocada, pero muy probable y lógica teniendo en cuenta que ninguno de su manada sabía lo de Esteban. Si no hubiera sido por Corina dudaba que estuviera vivo ahora. Se preguntó si debería darle las gracias, obviamente sí pero, ¿podría hacerlo? ¿Era posible que descubrieran que había sido ella la que lo había dejado escapar? Y si eso, ¿le harían daño por protegerlo? 

Justo mientras pensaba en eso la sintió cerca y ella lo llamó. 

—Chase —dijo ella —. Ven, tenemos que hablar. —Por un momento el chico pareció alegre de volverla a ver, pero esa sonrisa se le borró al ver la expresión de ella. Corina no parecía muy contenta esta noche, lo cual no era de extrañar después de lo ocurrido ayer. Chase corrió hacia ella, arrepentido, a pesar de que ella le había protegido sin que él se lo hubiera pedido, era su creadora y por ello se responsabilizaba de cualquier acto que hiciera él. De ahí que esto afectara a Chase, se sentía mal por meterla en esto y solo porque ella había decidido protegerlo. Le debía una explicación, pero no sabía qué decirle.

—Corina yo…. —comenzó él

—Los agradecimientos luego; me tienes que explicar que escondéis tú y Anne —le cortó ella, exigente. Chase calló, no quería traicionar la confianza que Anne depositaba en él. Si ella no se lo había dicho a nadie, él tampoco lo haría. 

  —Nada preocupante, tranquila Corina —dijo él, procurando mantenerse sereno, pero lo cierto es que estaba algo asustado.

—Chase, por favor. Esto es serio yo…— Corina vaciló, dubitativa. Había tomado una decisión, quizás no fuese la más conveniente pero era la única que se le permitía. Sin embargo, antes de nada, debía saber la verdad, por qué Chase hablaba con Anne, qué lo ligaba a ella, esa asquerosa seyen de la cual Ulrika exigía que se ocupasen inmediatamente. Sí, eso era la verdad y por eso ella debía hablar con Chase. Averiguar de qué lado estaba y, si seguía siendo el de ellos, como el chico parecía jurar, encontrar un modo de librarle del castigo previsto para un traidor. Eximirle de toda culpa, para así lograr que siguiera vivo una vez derrotada ella y todo volviese a la normalidad. Pero para eso tenía que hacerle hablar, averiguar lo que escondía.

»—Ya sabes lo que ocurrió anoche, ella no está nada contenta. Me ha costado lo mío que no me descubriera encubriéndote, desviar las culpas hacia otro no es fácil. Chase, ¡por favor escúchame! Quiero ayudarte pero antes debo saber lo ocurrido ¿Qué escondéis? Y no me contestes que nada. —Se había situado ante él, impidiéndole seguir, al igual que la otra vez.

—Corina yo... —Por un momento Chase sobrepasó la posibilidad de contárselo e incluso pedirle ayuda… Pero no podía. Porque sabía perfectamente cuál sería la respuesta de ella...

Transfórmalo”, Sí, eso le diría Corina y cualquiera de la manada pero el caso es que Chase no quería hacerle eso a Esteban. Era su amigo y lo último que deseaba era condenarlo a la vida que tenía él. Y es que la verdad es que Chase odiaba ser licántropo y lo que significaba. Descontrolarse de esa manera, tener que matar y, sobre todo, tener que controlar sus emociones y sentimientos para no perder los nervios y así lograr impedir que se desatase el lobo que llevaba dentro.

—No puedo —declaró finalmente, retrocediendo. Ella soltó un suspiro mientras su rostro se tornaba apático y frío, pero brevemente arrepentido. No le gustaba el rumbo que estaban tomando las cosas, pero no podía evitarlo.

—Como quieras, pero luego no me reclames —sentenció, finalmente, Corina y se apartó.

—¿Qué no te reclame?, ¿Qué significa eso? ¿Qué va a pasar? —preguntó Chase, repentinamente asustado y la retuvo por el brazo, pero ella rápidamente negó y dijo:

—Si te lo digo me descubrirán, además esta vez yo… Tengo bastante que ver. —Y se fue antes de que Chase le preguntara más...

Chase observó sin decir palabra alguna como Corina se iba parecía… ¿Entristecida? No, era otra cosa, era como si fuera a hacer algo de lo que después fuera a arrepentirse pero  ¿Qué podría ser eso?, ¿tendría que ver con él? ¿Y con Anne? No hacía falta preguntarlo, estaba claro que sí. Preocupado, apuró el paso. Tenía que llegar a casa cuanto antes, ver a Esteban y luego a Anne, o al revés, y buscar un modo de solucionar las cosas antes de que todo se le fuera de las manos, la pregunta era ¿Cuál?


Mientras tanto, desde donde estaba oculto, Esteban observaba por la ventana esperando a que Chase regresara. Se había acostumbrado a hacerlo desde que su amigo lo ocultaba, era como una rutina, cada vez que Chase llegaba él estaba allí esperando, luego hablaban y este lo ponía al corriente de las cosas. Prácticamente era su único modo de saber lo que ocurría en el exterior y por ello debía estarle agradecido. 

Sí, era increíble lo que estaba haciendo su amigo por él, allí siempre protegiéndolo y ayudándolo, incluso cuando no debería. Chase era un muy buen amigo.

Justo mientras pensaba en eso, pudo ver que Chase, al fin, llegaba pero había otra persona con él. Era esa chica pelirroja tan bonita, la amiga de su hermana. Esteban había oído a Chase decir que se llamaba Anne. Desde donde estaba Esteban se dedicó a admirarla un instante, desde luego esa chica le gustaba mucho, podría decir incluso que la amaba, pero no quería precipitarse. Al fin y al cabo apenas la conocía. Solo de vista.

Y sin embargo le encantaba verla, pronunciar su nombre, a veces incluso soñaba con ella. Chase era consciente de todo eso y él y Anne eran amigos, algo que Esteban no había llegado a comprender hasta que Chase le había explicado que ella también era especial y les estaba ayudando.

¿También es una loba? —había preguntado, Esteban, cuando Chase se lo había contado.

No, ella es algo… Mucho mejor —le había contestado Chase con un tono que dejaba entender que lo que fuera era algo muy bueno, pero nunca le dijo qué. Tampoco es que le importara mucho. Entendía que su amigo no le contara todos los secretos, sobre todo si estés pertenecían a otra persona. Lo único que le importaba era que pronto podría conocerla mejor y así amarla más. Porque Chase venía hacía aquí, con ella…


Chase se detuvo ante la puerta del cobertizo, nervioso, y se apoyó en ella mirando hacia Anne, quién estaba ocupada en leerle los pensamientos para enterarse de la gravedad de la situación. 

—Pues sí que está complicada la cosa. No esperaba que intentaran matarte —murmuró Anne.

—Ni yo aunque era muy probable; ellos no saben que estamos protegiendo a un humano —dijo Chase.

—No creo que eso cambiara mucho las cosas y, por favor, intenta pensar tus respuestas. Es más seguro —dijo ella, hablando en voz baja, como siempre lo hacía cuando se veían, para evitar los oídos indiscretos.

Chase asintió, pero no pudo evitar pensar en Corina y en lo que le había dicho ¿Había hecho bien en no contar nada? Anne asintió.

—No te preocupes Chase, hiciste bien. Ella no es de fiar, nadie lo es. Por cierto, hablando de amistades que ya no lo son Jaymie se ha ido —dijo ella.

¿Y eso?” se esforzó en pensar Chase.

—Lleva mucho tiempo aquí y además según ella ya estoy preparada —le aportó Anne, simplemente, como explicación.

 “¿Y tú crees que tiene razón?” la interrumpió Chase, inseguro.

—Sí, por cierto ella me comento que tú me amabas —siguió hablando ella y pudo ver que Chase se ponía nervioso.

—¿Importa eso? —Susurró él, incapaz de pensar largo rato esas palabras. Era cierto, sí, la había amado desde que la había conocido, hace ahora ya seis años. Pero, ¿qué importaba? Él era un licántropo, un monstruo. Nunca podrían estar juntos.

—Posiblemente, Chase yo…—empezó Anne, pero automáticamente Chase negó, indicándole así que no quería que ella siguiera hablando y dijo con todo la firmeza que podía mostrar:

—Anne, escúchame, importaría si fueras una chica normal con tus problemas y dudas humanas. Pero eres un seyen y como tal tienes problemas más importantes que lo que pudo pasar o no entre nosotros.

Anne se quedó atónita, no se esperaba que Chase hablara tan bien de lo que ella debía de hacer y menos con ese tono que la hacía pensar que él la admiraba. Y, en cierto modo, sí, lo hacía. Le encantaría ser como ella. Pero el destino había dispuesto otra cosa para él. 

—Sí, lo sé pero… —Comenzó ella a explicar, pero Chase volvió a negar. No deseaba que ella le confesase sus sentimientos, que le diese esperanzas vanas dada la situación. Sería destrozador y le haría daño a los dos.

Déjalo estar, Anne” le dijo mentalmente. 

—De acuerdo, pero has perdido una gran oportunidad —se resignó, mostrando una pequeña y encantadora sonrisa. Él asintió, indicándole que lo sabía y finalmente se rieron, dejando ver que todo estaba bien entre ellos.

—Bien… Nos han descubierto, ¿Qué hacemos? —preguntó ella, después de un rato.

—Pues… ¿Hay algún inconveniente en que os conozcáis? —contestó él.

—No, ¿tienes algún plan? —Se interesó Anne.

—Que tú lo protejas. 

—No te ofendas, Chase, pero eso ya se me había ocurrido a mí —replicó Anne, pero antes de que pudiera añadir más Chase tuvo que apartarse de la puerta porque Esteban, harto de esperar, la abrió.

En cuanto el hermano de Marina abrió la puerta Anne no pudo más que sonreír. La verdad es que Esteban no estaba tan mal, era más alto que ella, (y por ende que Chase ya que él y ella tenían casi la misma altura), y su pelo ondulado se repartía equitativamente a ambos lados de su cara de un modo que a ella le pareció ideal, le quedaba muy bien, a pesar de que ella prefiriese a los hombres de pelo corto, como Chase. Se fijó en que Esteban la observaba medio ensimismado, como si ella fuese un ángel, si supiera lo tanto que se acercaba ese pensamiento a la realidad… Como estaba claro que él no iba a abrir la boca, Anne le mostró una gran sonrisa y dijo:

—Esteban, ¿verdad? Yo soy Anne, Chase me ha hablado mucho de ti.  

—E-encantado —tartamudeó el chico y salió afuera, cerrando la puerta tras de si, comenzando una conversación amable con la fascinante desconocida.


Desde donde estaba Chase observó a sus dos amigos interactuar entre ellos. Todo parecía ir bien. De hecho, si tuviera más tiempo estaba seguro de que los tres podrían ser grandes amigos. Pero desgraciadamente no lo tenían, a él lo habían descubierto y la única solución para Esteban era que Anne lo protegiera, porque él ya no podía hacerlo.

Anne…” llamó él, mentalmente. La chica se apartó de Esteban, quién los observó desconcertado y sin apenas comprender nada. Era como si él la hubiese llamado, pero él no había dicho nada, ¿o sí?

Chase observó a su amigo, al igual que Marina, Esteban era bastante perceptivo y enseguida veía que ahí había cosas que no entendía. Le encantaría explicárselo todo, pero tenían tan poco tiempo... Lo miró un poco apenado, esto iba a ser difícil.

Afortunadamente, Esteban captó en la mirada de su amigo que había algo que no iba bien y por eso preguntó:

—Chase… ¿ocurre algo malo?

—Sí, Esteban, yo… —Chase inspiró hondo —. Me han descubierto.

—¡¿Qué?! —Articuló su amigo, atónito y asustado a la vez. Generalmente Chase era muy cuidadoso, no esperaba que lo descubrieran tan pronto, bueno, más bien no lo deseaba.

—Lo que has oído —dijo Chase y le relató como se había enterado que su manada sabía que se veía a escondidas con Anne y lo ocurrido poco después. Evitó hacer referencia al aviso de Corina de esta tarde, aunque estaba claro que Anne lo había visto en su mente porque enseguida se tensó y miró a los lados, temerosa. Al principio no había nada, todo estaba en calma, de hecho lo estaba tanto que Anne se relajó, confiando en que no pasaría nada.

Pero entonces notó una energía ardiente y una loba oscura se lanzó sobre ella, cogiéndola prácticamente por sorpresa y la tumbó.

—¡Anne! —gritaron Esteban y Chase al mismo tiempo. Justo en ese momento aparecieron más lobos y Anne miró fijamente a la loba, consiguiendo alejarla sin tocarla, pero ésta la hirió y Chase la reconoció, Corina. Así que a esto se refería cuando le había avisado; ella tenía orden de atacar a Anne…

—¿Qué...?, ¿cómo? —murmuró Esteban, asombrado, y quiso acercarse, pero Chase lo retuvo.

—Luego te lo explico, mantente detrás de mí. —Inmediatamente, Esteban le hizo caso. Quizá no comprendiera la situación del todo pero había algo que sí comprendía y era que estaba en peligro y por eso lo mejor era que se mantuviera detrás de su amigo que, otra vez, haría lo que fuera por protegerlo.

Entonces, al estar tan cerca, Chase pudo ver que Corina se estaba levantando y los otros lobos, (que habían acudido a junto de ella), los observaban con rabia mientras él poco a poco captaba un olor, ¿agradable? Sí, era eso. Al principio no supo ver de dónde procedía, incluso pensó que tuviera que ver con Esteban, puesto que era el que estaba más cerca. Pero, a medida que el aroma se hacía más y más intenso para él pudo, al fin, ver su origen y provenía de… ¿Anne? Intrigado, Chase miró hacia su amiga y pudo ver que tenía la piel del brazo desgarrada. 

Inmediatamente su cuerpo comenzó a temblar, no sabía si lograría controlarse. Nunca había sentido un olor tan fuerte y atrayente como este, por otra parte, ella, la emisora, seguía siendo su primer y único amor… 


Cuando Anne se levantó otro lobo se lanzó hacia ella, lo esquivó hábilmente y sacó su espada, pero tuvo que prescindir del escudo porque el brazo izquierdo le dolía. Se fijó en que todos los lobos la observaban y tenían puesto los ojos sobre su herida, incluso Chase se había alejado cuidadosamente de Esteban y fijaba su atención en ella, intentando controlar sus temblores, que cada vez se multiplicaban más. Fue en ese momento que recordó que Jaymie le había comentado que los seyens despertaban una intensa atracción en los monstruos. Seguramente era por eso que todos la miraban. Pero no esperaba que aquello llegara a tales extremos. 

—¿Chase? —articuló Esteban, desconcertado, intentando acercarse, pero cuando este se giró el chico se echó hacia atrás y tropezó cayendo al suelo, asustado. Esa mirada ya no era la de su amigo.

Entonces Anne lo advirtió. No había tiempo para reflexiones. El chico estaba en peligro y debía sacarlo de allí. 

El lobo intentó atacarla de nuevo y ella lo alejó, lanzándolo hacia atrás, sin apenas tocarlo. Enseguida, los otros lobos acudieron a ver si estaba bien y Anne guardó su arma y aprovechó para acercarse a Esteban, de tal modo que quedó a unos pasos de él y lo miró fijamente, procurando captar su extrema atención e hipnotizarlo. No tardó mucho en conseguir que se levantara, inesperadamente confiado y relajado.

Chase era el que quedaba más cerca, medio transformado como estaba, si quisiera, podría dejarse llevar y atacarlos a los dos, rompiendo así la concentración de Anne. Pero no quería, quería controlarse y ayudar, pero, ¿qué hacer? ¿Cómo retenerse? Entonces, Corina vio lo que ocurría y se lanzó hacia Anne. El ataque fue superior a lo que el chico castaño pudo soportar ver, sin hacer nada e, impulsado por una fuerza mental que hasta ahora desconocía poseer, consiguió dominar a la bestia que llevaba dentro e interponerse entre Corina y Anne, antes de que fuese demasiado tarde.

¡Apártate! —Le rugió la loba de pelaje negro, colérica y desatada. Haciendo un esfuerzo, Chase intentó comunicarse con Anne mentalmente, quién acababa de darse cuenta de lo que había pasado y los observaba sorprendida.

Anne, coge a Esteban y vete. No sé si podré dominarme más tiempo.” Los pensamientos de Chase la sorprendieron, el chico estaba haciendo un gran esfuerzo. Anne lo veía no solo en su intención, sino también en sus pensamientos, su mente. Inmediatamente decidió hacerle caso, Esteban ya estaba bajo el influjo de la atracción de ella y Chase no podría controlarse durante mucho tiempo. Tenía que actuar rápido.

—Esteban —llamó e instó el muchacho a acercarse, él le hizo caso inmediatamente. Desde que ella había concentrado la mirada en él, hace poco, había algo en ella que lo atraía más que nada. Era como si únicamente junto a ella estaría protegido. Entonces, unas alas salieron de la espalda de Anne y Esteban las observó maravillado y supo, al fin, lo qué era la chica, un ángel, o lo más parecido...

—Anne… —intentó hablar, Esteban, pero ella lo interrumpió:

—No te preocupes, Esteban. Pronto lo comprenderás todo. Ahora agárrate, te sacaré de aquí — Esteban no supo por qué, pero inmediatamente dejó que Anne lo cogiera y se agarró a ella. Y los dos escaparon volando. Justo en el momento en que Chase, incapaz de controlarse más, se apartaba y dejaba pasar a Corina, que se lanzaba hacia ellos. Pero era demasiado tarde, Esteban y Anne ya habían huido.

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